Perdonar quiere decir; perdonar una deuda, falta u ofensa.
El perdón es una decisión voluntaria; es decidir perdonar sí ó no. Decidir perdonar de manera voluntaria implica perdonar de corazón con sinceridad. Debe fluir un deseo en nosotros el querer perdonar reconociendo que hay una necesidad por sacar del corazón el rencor, el orgullo y la amargura.
El elemento más poderoso para sanar, liberar y traer paz a nuestra vida, es el perdón. En la palabra de Dios (La Biblia) en el Evangelio de Mateo, en el capitulo 6 en los versículos del 12 al 15 nos refiere acerca de la oración más conocida por todos los hombres, “El Padre Nuestro”, el versículo 12 dice: “y perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.”
Si reflexionamos un poco acerca de este versículo, estamos pidiéndole a Dios perdón por nuestros pecados; pero no solo le pedimos perdón, sino que le decimos en la oración que nos perdone así como nosotros perdonamos. Ahora bien ¿Crees tú, que cuando haces esta oración estas siendo sincero con nuestro Padre (Dios)? ¿Has perdonado tú a quienes te han ofendido o han cometido alguna falta en tu contra?.
El perdón no es para olvidar sino para sanar, perdonar no debe ser un sentimiento ni un acto misericordioso. Es una decisión que se toma para ser libres y vivir en paz.
Para poder recibir de Dios el perdón que pedimos a diario cuando hacemos la Oración del Padre Nuestro, debemos perdonar. El versículo 15 de este mismo capítulo 6 de Mateo dice: “Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
Este versículo bíblico es muy claro, nos señala y nos exhorta a perdonar para recibir perdón, no somos nosotros quienes debemos emitir juicio en contra de nuestros deudores, considerando además a quien sí, o a quien no se debe perdonar. La palabra de Dios dice en Lucas 6:37 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.”
Mateo 7:1-2 nos dice también: “No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que medís os serás medido.” Como podrás notar son dos libros diferentes de la Biblia que nos enseña acerca de lo mismo.
En este mismo libro de Mateo, capitulo 18, versículos 21 y 22, el Apóstol Pedro hace a Jesús una gran pregunta: “¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mi, ¿Hasta siete veces?, Jesús le responde: no te digo hasta siete sino aún setenta veces siete.”
Esto indica que nuestros perdón es infinito, que debemos vivir una vida de constante perdón, porque una persona que no perdona no puede tener paz en su vida. El no perdonar ocasiona heridas y cicatrices, el que no perdona está encadenado y tiene con él a la persona a quien no ha perdonado, está encarcelado en un sentimiento de culpa, amargura, inseguridad, desconfianza y rencor. Quien no ha perdonado vive siempre recordando aquello que le hicieron justificándose para no perdonar, impidiendo que pueda recibir el perdón que necesita de Dios.
Pero hoy te invito a que “Decidas perdonar”, renunciando al orgullo y puedas recibir así la bendición del perdón de Dios en tu vida, permitiéndole que sane tus heridas.
Cuando recibimos a Jesús recibimos de su amor, somos liberados, sanados y lo más importante, recibimos el perdón de Dios.
Si esta lectura ha tocado tu corazón y te ha permitido reflexionar y sentir que debes perdonar, hoy te invito a que te acerques a esa persona que te ha ofendido, aquella persona, amigo, familiar a quien tienes mucho tiempo que no le hablas y le presentes tu deseo de perdonar y ser perdonado. Además te invito a que hagas esta oración.
Señor Jesús:
Te pido perdón por mis pecados, te invito a entrar en mi corazón, enséñame a perdonar. En este momento confío en ti como mi Salvador y prometo seguirte como mi Señor. Amén.